Escribo esto ahora que me vienen dos ejemplos recientes que no me gustaría dejar escapar. Quiero que reflejen lo que siento hacia mis pacientes: un profundo agradecimiento por el aprendizaje que me ofrecen de manera constante, como una formación continua que además es práctica.

Hace poco se habló del tema de los pañales y el hecho de profundizar y colaborar en ello me ha servido para tranquilizarme y reforzar nuestro propio proceso de control de esfínteres con los y las “peques” en casa. He crecido en seguridad y percibido mis angustias compartidas con otros papis y mamis.

Otro caso reciente me ha iluminado en cómo estar atenta a mis propios deseos de que mis hijos se desarrollen en el campo de la música y las artes. Es un regalo de una paciente que comparta conmigo la figura de su madre, figura de apoyo incondicional y cariño que ha podido, sin darse cuenta, trasladar sus propias inseguridades y deseos también de que sus hijos se dedicaran a la música, hacia mi paciente. Esto me ha devuelto el foco hacia mis propios miedos, inseguridades y también deseos proyectados hacia los hijxs, que incluso con la mejor intención y cariño pueden generar cargas y presiones en ellxs. Para mi esto es un lujo, el poder recuestionarme, repreguntarme, revisarme, reaprender… a la vez que ayudo con mi trabajo.

Los pacientes brindan de alguna manera una “base de datos” de información acerca de la vida, de los sentimientos, experiencia, casualidades y causalidades, reglas y caos, sorpresas y rutinas … sobre la cual poder trabajar personalmente para ser mejores personas, más humildes, más humanas y comprensivas. Y también sobre la cual aprender acerca de cómo ayudar a otros pacientes; todo mientras ayudamos y trabajamos conjuntamente con el paciente hacia su bienestar y equilibrio.

Por eso querría aprovechar también este momento para recordar a mis colegas psicólogos:

  •           ¿Os está pasando esto, estáis siendo conscientes de ello?
  •           ¿os cuentan cosas la transferencia, la contratransferencia y el poso de lo escuchado?
  •           ¿sentís que seguís creciendo con cada paciente en comprensión y empatía?
  •          ¿seguís valorando nuestra labor?
  •           ¿os estáis escuchando, preguntando cómo os sentís, os estáis teniendo en cuenta?
  •           ¿cómo estáis viviendo la extraordinaria fuerza y magia del ser humano? ¿os sorprendéis todavía?
  •           ¿cómo va ese camino de búsqueda del propio modo de intervención terapéutica, ese que os creéis de verdad, que os hace sentir auténticos?

 

Me siento afortunada y agradecida de trabajar como psicóloga. Nuestra profesión, una suerte, nuestros pacientes, un lujo.

 

¡¡¡Gracias expansivas a los pacientes pasados, a los presentes y a los que vendrán!!!

 

Isabel Mochales

Psicóloga en SEN GLOBAL SALUD