La autoestima podemos decir que es una especie de fotografía interna respecto a nuestra valía personal, cómo a nivel físico, psicológico y social. Sin embargo, una persona con una autoestima sana puede tener sentimientos de inseguridad cuando se enfrenta a experiencias nuevas, cuando vive un despido, cuando le dejan,… pero se trata de emociones puntuales y contingentes a la situación que está viviendo. Es normal sentirnos tristes y decaídos cuando algo frustra nuestras expectativas de futuro.

Es decir, una persona con una autoestima sana puede tener en ciertos momentos emociones de inseguridad consigo misma, es sano y nos ayuda a regularnos, sin embargo una persona con una autoestima dañada su emoción estable y que está presente la mayor parte del tiempo, es la inseguridad y la duda patológica, es decir, duda continuamente de cualquier decisión por nimia que pueda parecer y pregunta constantemente a los demás para decidir sobre una cosa o la contraria.

También es importante tener en cuenta que nuestra valía no puede venir determinada por la opinión que tienen de nosotros los demás porque entonces me vuelvo tremendamente voluble. Es como si tuviésemos un vaso y a lo largo del día ese vaso se va llenando de agua si la actitud de las demás personas conmigo la valoro como positiva, si me sonríen, si son amables conmigo, si me reconocen lo que hago, si halagan cualquier aspecto de mí, si me dan likes en las publicaciones en redes, determinando de esta manera mi valía personal. Es peligroso, que sean los demás quienes van llenando o vaciando ese vaso.

En la situación de actual pandemia, muchos negocios se están viendo afectados y con ello muchas personas han sido despedidas de sus puestos de trabajo. Esto suele provocar sentimientos donde se cuestiona la valía profesional propia, lo que valgo como trabajador y la idea sobrevalorada e irreal de “que quién me va a contratar”. Con esto solo ganamos caer en la desesperación y en la inactividad acabando por entrar en bucle. Como no busco trabajo porque creo que no lo encontraré, no lo encuentro realmente, así que llego a la conclusión de que no soy válido porque nadie me contrata.

Es evidente que los sucesos externos nos pueden afectar, pero no deben determinar nuestra vida o el concepto que tenemos de nosotros mismos. Recuerda que suceda lo que te suceda, tú continúas siendo una persona válida y digna.

Úrsula Villazón
Psicóloga General Sanitaria